Por: Alejandro Gutiérrez Vera
El marco histórico de las relaciones internacionales lo encontramos dividido en Momentos, Etapas y Macroetapas, estas últimas se caracterizan por saltar de eje conductor (del económico al militar por ejemplo) y determinar el regimen de conducta interestatal.
Si tomamos el "Momento" dado en 1945, con el término de la 2da Guerra Mundial, como "T0" o "el big bang" de las relaciones internacionales contemporaneas, encontramos que ocurre un proceso de polarización donde se estratifica el orden mundial, en potencias de primer orden y sus periferias, en este caso dos grandes polos de poder (Moscú y Washington) con sus respectivas periferias.
En esta "Macroetapa" tenemos el eje militar como vector direccionador de las relaciones mundiales; la carrera armamentista estuvo involucrada en todo momento y podriamos inducir que por las magnitudes del conflicto, la Guerra Fría fue la "3ra Guerra Mundial", un elaborado drama entre dos concepciones sistemicas contradictorias y su constante lucha por el poder.
Lo que escapa al análisis, es que muchas veces nos referimos a la etapa siguiente (que salta del eje militar al económico) como la "Post-Guerra Fría", ignorando que conflicto ideológico entre URSS y EUA, era el que se encontraba enmarcado dentro de una anomalía sistémico-estructural, es por eso que el concepto de "Paz Fría", acuñado por Jeffrey Garten, se adecúa más en términos teórico-explicativos por las constantes contradicciones intercapitalistas entre Estados Unidos, Europa y Japón que definen la decada de los noventa.
En 2001, se da otro salto de eje rector, del económico al militar nuevamente, con los atentados del 11 de septiembre, y la denominada "Guerra contra el Terrorismo", aquí ponemos enfásis en el hecho de que en los círculos neoconservadores estadounidenses y la derecha israelí, esta guerra es considerada como la "4ta Guerra Mundial", donde el enemigo no es el terrorismo per sé (porque ellos mismos son partidarios de utilizar estos métodos), sino el islamismo militante.
Israel por medio de su lobby en Estados Unidos ha sido capaz de vender esta guerra como una guerra como una guerra global que afecta los intereses directos de Estados Unidos, cuando el trasfondo real se encuentra en los planes geopolíticos israelies en la región del Medio Oriente. Hace falta solo recordar que una de las tres razones enlistadas por Osama Bin Laden para lanzar una guerra santa contra EE.UU. esta directamente ligada a Israel y que la nación Judía es precaria en recursos hídricos y energéticos que puede esncontrar facilmente en el territorio de sus vecinos árabes.
Las piezas se mueven e Israel se erige en términos Huntingtonianos, como el último bastión de la civilización juedo-cristiana, en contra del salvaje islamofacismo, de esta manera se introduce la idea en el imaginario colectivo de una sola amenaza monolítica donde por igual se engullen grupos secularistas, chiitas y sunitas y se les asumen como contrarios a nuestros valores e ideales.
La realidad es mucho más compleja que estas simplistas ideas deterministas, que solo fungen como catalizadores de una agenda impulsora de una Pax Israelica; lo que Norman Podhoretz, Eliot A. Cohen, Michael Leeden y otros intelectuales orgánicos califican como "Cuarta Guerra Mundial" es lo que nosotros podemos identificar como la primera Macroetapa del siglo XXI, cuya transición del eje militar al económico puede ser marcada con la crisis de 2008. Sin embargo el concepto de Cuarta Guerra Mundial es mucho más amplio al estar concebido para tener una duración tan larga como la Guerra Fría y una magnitud de destrucción similar a la Segunda Guerra Mundial.
Solo la memoria histórica y un entendimiento riguroso de la región nos puede dar un cuadro más completo de la realidad internacional y comprender la naturaleza de este estimulo supraliminal que los medios de comunicación vinculados al cabildo promueven con el objeto de llevar a cabo su cometido. El posicionamiento israelí como hegemonía regional.
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